10/1/11

Nana


Nunca me gustaron las comparaciones para ser honesta. Me molesto cada vez que una persona, y por lo general es mi mamá, me compara con otra. Sin embargo, cada vez que leo de nuevo esa historia, no puedo dejar de identificarme con ese personaje.

Ella cumplía 20 años. Y apenas tuvo la oportunidad se fue a vivir con su novio a, por decir una ciudad, la capital de su país. Este se había ido hasta allí por la universidad y de paso encontrar un futuro mejor. Si retrocedemos un par de años, nos encontramos con una adolescente algo despistada, sincera, enamoradiza de cualquiera que le diera un poco de atención, algo desequilibrada. Bueno, hasta ahí no hay mucho en lo que me identifique.

En lo que yo me identifico con ella es en su ingenuidad. en las cosas simples que busca de su vida, todo lo que quiere en su vida es ser feliz. Claro que su vida le dio tantos disgustos que tuvo que aceptar que su felicidad era tener que aceptar que nunca iba a poder cien por ciento feliz.

Y sí, tengo que aceptar que no siempre se puede tener lo que uno quiere. Al menos no se puede llegar al fin con los medio que uno desea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario