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27/10/11

Una bienvenida y un bautismo

Acá esta el relato que escribir para Taller de Expresión I (obvio que sin corregir por que no tenía ni tengo ganas). Ay, que prolija y digo para taller, pero en realidad era para la mama Lo Coco que no quiere que deje la carrera. Algo largo, pero en fin, hecho con muchas madrugadas sin dormir y muchos cafés encima.

***
¿Por qué decidí trabajar de azafata? Bueno, esa pregunta aún me cuesta contestármela. Me basta con que la jefa de recursos humanos se haya quedado contenta o satisfecha con mi currículum y, sobretodo, con mis opiniones respecto a lo que estoy buscando de este trabajo. Solo omití decir las palabras viajar, conocer, cultura, entre otras, porque por más que sea lo que realmente me interesa, a ellos no. Esas podrían hacerte quedar fuera de la entrevista en menos de lo que canta un gallo. Agregué las palabras responsabilidad, puntualidad, seguridad, trabajo en equipo, gentileza, brindar un buen servicio, idiomas, etc.
Para resumir, elegí esto porque me capacité y preparé para esto. Además creo que estoy lo suficientemente capacitada para hacerlo. Punto.
***

El taxi llegó al Aeropuerto Jorge Newbery y de ahí, tuve que caminar rápidamente hasta la entrada. No quería mojarme el traje (mucho menos el pelo) y el clima no estaba ayudando mucho ese día. Lloviznaba, se detenía y de vuelta a empezar. Miré la hora, el vuelo no salía hasta dentro de 2 horas o un poco más. Vi los mostradores y traté de ubicarme espacialmente.
He estado varias ocasiones en un aeropuerto. No son muchas las veces que he viajado en avión, pero sí las que tuve que ir a recibir a mi papá o a mi hermano mayor. Se lo que es moverse en este lugar. Personas que llevaban sus valijas, sacos, paraguas y montones de papeles en las manos. Lo único que me diferenciaba era ese traje que parecía el de una oficinista de Microcentro.
Ubicó el pasillo por el que tenía que ir. Ya no era una más de los miles de turistas, empresarios o simples personas que iban a tomar un avión. Ahora, de alguna manera, formaba parte del negocio.

Cuando entro en la sala designada para los de Aerolíneas Argentinas vuelvo a sentirme como un pasajero más en la sala de pre-embarque. La sala era pequeña y había en ella una mesa y sillas donde se encontraban sentados la mayoría de los tripulantes. Otros estaban de pie junto a un dispenser tomando café. Al verme, me saludaron cordialmente, pero no pude evitar notar en sus miradas el asombro, la complicidad y la alegría con tintes sádicos. No hacía mucho tiempo que ellos también habían llegado. Algo que nos destaca a todos los que trabajamos en este ambiente es la extrema puntualidad, o el hecho de que los remiseros tienen que estar en al aeropuerto a tal hora: sí un minuto antes, pero ni un minuto después.

Uno de los que se acercó a hablar conmigo fue el que después se presentaría como el comisario de abordo. Su nombre era Jorge Peruchin. Un hombre alto y corpulento, ya entrado en edad y con gran presencia. Se encontraba mirando una hoja donde, creí yo, estaban mis datos y luego me preguntó cosas obvias como “¿Volaste alguna vez?”, “¿Dónde hiciste el curso?”, etc. Asintió mínimo unas cien veces con una sonrisa complaciente que llegaba a asustarme y luego me informó que por las próximas cuarenta horas de vuelo, él sería mi supervisor e instructor. Después de eso vino una guiñada de ojo que la tomé más como un “sabés lo que tenés que hacer, espero no tener que recordártelo”, en vez de un “Contá conmigo”. Luego me presentó con el resto de los tripulantes que tuvieron el mismo gesto de cordialidad que me generaba desconfianza.

Sus temas de conversación no variaron hasta la llegada del piloto. Todos parecían discutir, más bien competir, por donde irían a pasar el fin de semana: Brasil, Estados Unidos o algún país de Europa. Me sonaron a temas muy banales. Sin embargo, ese parecía ser su estilo de cotidianeidad y, quizás, algún día sería el mío. ¿Acaso su vida no salía del pasillo de un avión? Mi casa se encontraba en tierra, junto a mi familia, junto a mis amigos.

Ellos eran distintos a mí…

Al cabo de uno minutos entró el comandante con el copiloto. El primero era un hombre de unos 45 años aproximadamente, de estatura media, pelo negro y corto, lentes de aviador, que se sacó una vez entró. Todo el aspecto que uno se imaginaba de un piloto. Su compañero estaba en las mismas condiciones, solo que era unos años más joven. Saludaron a todos. Alberto, el comandante, se acercó a la mesa e iba a dar comienzo con el briefing.

El vuelo que realizaríamos sería hasta Brasil, específicamente hacia la ciudad de San Pablo. No sería más de 3 horas de vuelo por lo que después, el mismo día, haríamos el vuelo de regreso a Aeroparque. El avión saldría a tenía horario de salida a las 12:10 del mediodía y arribo a las 14:55 aproximadamente.

Cuando me llamaron para informaron que había quedado para el trabajo, en seguida me informaron que habían designado a la parte de vuelos internacionales. Por lo general son los jóvenes a quienes designan para realizar estos viajes. También hay experimentados en estos, siempre y cuando puedan cumplir con las obligaciones de dejar algunas responsabilidades en tierra en manos de otros (y al decir responsabilidad se habla de familia). El estar en estos vuelos implicaba tener que quedarse uno o dos días en el hotel de un país que uno no conocía.

Como en la vida, todo tiene sus ventajas y sus desventajas…

Una vez arriba de la aeronave, cada uno se ubicó en su sector y comenzó a chequear todos los equipos de emergencia, los botiquines, los tanques de oxígeno. Así como también la cantidad de bandejas que habría para el almuerzo y las respectivas bebidas. A mí me tocó el galley del fondo. El galley sería la cocina de los aviones, donde se guardan las bebidas y comidas aunque claro que no se cocina nada ahí. Todo se calienta en hornos eléctricos. Jorge me acompañó en mi tarea y revisó cada cosa que yo chequeaba. Era un poco molesto, ya que me había preparado 2 años para eso y no era una completa ignorante en lo que estaba haciendo. ¿Para él lo era?
Al terminar con eso, el comisario continuó anotando en una libreta que llevaba desde que habían embarcado. Vino otra de las azafatas que le informó que uno de los botellones de oxigeno estaba vencido. Movió la cabeza con desaprobación.
— Estate preparada — miró su reloj de pulsera -, que en unos 20 minutos están arribando los pasajeros.

Dio media vuelta y se marchó de mi sector algo molesto.

Mi trabajo era sencillamente, por el momento, ubicar a las personas en sus respectivos asientos, ayudarlos a acomodar sus bolsos de manos, etc. El sector que me habían asignado era el de clase turista. Una especie de sociedad dividida en estamentos donde delante de todo se encontraban los del clero y la nobleza, más atrás los burgueses (es extraña que casualidad que en cientos de años ahora se les diga hasta parecido: clase ejecutiva o empresarial) y el fondo, conmigo, los siervos. Al mando de todos nosotros, de nuestras vidas y de nuestros “destinos” se encontraba el comandante, alias nuestro rey, alias Dios.
¿Qué seriamos los tripulantes en todo esto? Los vasallos del piloto. Los que se encargan de mantener el orden y evitar “revoluciones”.

Al cabo de media hora, se escuchó la voz de otra de las azafatas dando el “Buenos días” y “Bienvenidos a bordo”. Las primeras personas a aparecer y a ubicarse en mi sector. A todos les debía sonreír, cualidad que no se me daba bastante bien pero que pude aprender. A algunos los guiaba y a otros los ayudaba con sus bolsos de mano. Las personas que se encontraban en mi sector variaban entre argentinos y brasileros, habiendo más de estos últimos. Para mi suerte, el portugués era un idioma que se me daba bien.
— ¿Necesitas ayuda con algo? — me preguntó uno de las azafatas.
Ya había terminado con su sector. Era una mujer esbelta pero no muy alta, tenía el cabello recogido en un rodete alto y sus cabellos rubios y sus ojos verdes claros le daban un aspecto infantil a todo el resto de su rostro.
— Está todo bien. Gracias.
— Ah, cuando estábamos en el briefing me olvidé de presentarme. Soy Alex —dijo en voz baja—. Cualquier cosa, estoy en el galley que sigue. En unos minutos hacemos los anuncios.
— ¿Dónde está Jorge? — pregunté.
Hacía rato que no lo veía detrás de mí vigilándome a sol y sombra.
Alex se encogió de hombros y sin decir nada más sonrió y volvió a su sector.
Las personas alrededor nuestro miraban y escuchaban toda nuestra conversación, mas luego volvieron su vista a la ventana u otros asuntos como sacar fotos o simplemente mirar la cartilla.

El avión había por fin despegado. Nuevamente esa sensación de que no me sentía parte de este vuelo. Es decir, sí estaba siendo parte del vuelo, pero el ambiente se sentía extraño. Miré por la ventana como nos elevábamos a gran velocidad mientras que parecía realmente que íbamos muy despacio. Por lo que parecía, el día no tenía aún intenciones de mejorar tampoco. Cuando volvía la vista al pasillo, se escuchaba alguno que otro de los comentarios de los pasajeros que ignoraban completamente la sensación. Por otro lado, los extremistas, aquellos que no superaban sus nervios a la hora de ascender. Aquellos que solo se sienten en calma cuando el signo de “abrochar cinturones” está apagado.
No se sentía diferente a ellos en nada. Sentía que era un pasajero más.

¿Lo era?

Cuando llegamos a la etapa crucero, que es donde el avión deja de ascender y se mantiene a un nivel y a una velocidad constante, Jorge apareció.
— Es hora de servir el almuerzo— nuevamente observaba su reloj—. ¿Está todo listo?
Asentí y se quedó cerca hasta que salí con el carro hacia el pasillo.
Mientras servía la comida y entregaba las bebidas, noté que el comisario había desaparecido de mi vista. Por lo que supuse se había metido en el baño ya que no había podido pasar por donde yo me encontraba sin haberlo siquiera notado. Al cabo de unos minutos, volvió a estar cerca de mí vigilando todo lo que hacía: mis modales, mis movimientos, todo. Jorge era demasiado observador de los pasajeros. Él sabía mucho de ellos aunque fuera la primera vez o segunda que los hubiera visto. Parecía saber cómo iban a reaccionar ellos y como debíamos de reaccionar nosotros para no alarmarlos. No estaba ahí solo porque era el más grande del grupo en ese vuelo.

Ya todas las personas de mi sector habían almorzado y ahora se habían bajado las luces. El ambiente se encontraba extremadamente tranquilo. Agradecí que el grupo de gente en que me tocó estar no había niños ni bebes molestos.
En eso, veo que Alex abre la cortina que separaba su sector del mío y se acerca hasta mí.
— Disculpa — se llevó las manos a la cintura y dejo escapar una sonrisa algo infantil—. ¿Puedo usar el baño de acá? Los de mi sector han quedado inhabilitados.
— ¿Por qué? — pregunté.
Fue la primera pregunta que se me cruzo por la mente. ¿Tan rápido los pasajeros habían liquidado dos baños del sector de Alex?
Ella dio a entender con sus gestos aniñados porque podía haber sido. A lo que asentó sin agregar nada más.
Cuando entró, no estuvo allí ni dos segundos que salió disparada y con un gesto completamente diferente al habitual.
— ¿Sucede algo? — pregunté enseguida.
— A-Ahora vengo. ¡No entrés ahí!
Comenzó a caminar por el pasillo con paso tranquilo, como si nada estuviera sucediendo. La regla número 1 en caso de una emergencia: jamás mostrarse perturbado. Me sorprendió que esa chica quien era uno o dos años mayor que yo, pudiera hacerlo tan bien. Volvió rápidamente con el comisario de abordo a su lado. Algunos pasajeros al verlos pasar juntos se dieron vuelta para mirar que pasaba. Sin embargo, una vez en la cocina, cerraron las cortinas y no pudieron ver más.
— Mostrame —
Jorge parecía extremadamente serio. Alex le abrió la puerta del baño con precaución. Al hacerlo, lo único que pude ver es como una especie de gas blanco salía de dentro del inodoro. En seguida y sin darme tiempo a observar más, Jorge corrió a taparlo.
— ¿Qué hacemos? — preguntó la rubia.
— Tengo que avisarle al comandante de esto. Hay una nube entrando por las tuberías, algo debe de estar fallando…
Aquellas palabras que parecían tener nulo sentido, había transformado el rostro de ambos en terror. La mía no salía del asombro y de la incredulidad.

¿Mi primer vuelo y estaba próximo a terminar abruptamente? ¿Qué hacía?

— ¡Te quedás acá y no te movés hasta que haya hablado con el comandante!
Después de esas palabras no lo vi más.

Y ahí estaba yo, sentada sobre la tapa de un inodoro intentando evitar que una nube se metiera dentro de la aeronave. Me pareció demasiado irreal en ese momento, pero los miedos actuaron en ese momento antes que mi razón. Las asociaciones se realizaron rápidamente. Hasta las más descabelladas.
Tengo un recuerdo borroso de lo que pasó durante todo ese tiempo.
Sentí cosas extrañas que me habían pasado cuando era pequeña. El recuerdo de ese mismo miedo que al avión le pudiera suceder algo y que mi papá o mi hermano jamás regresaran. Por un momento me olvidé de mi misma. Solo pensaba en los que estaban afuera sin saber nada aún. Todos tenían una vida a la cual volver. Un hogar.
¿Yo también?
Mi vida siempre estuvo entre aeropuertos aquí y allá. Que yo no hubiera viajado igual o más que los demás no me hacían menos conocedora del tema. Claro que tenía un hogar ahí afuera, pero no era menos hogar que el que sentí cuando me dijeron que había quedado para trabajar en esta aerolínea. Me sentía formando parte del hogar al que siempre estuve acostumbrada a ver desde afuera.
No sé cuánto tiempo fue. Pero solo sé que en un momento, la puerta del baño se abrió y un grupo de tripulantes aplaudió entre risas y lanzó un fuerte pero moderado “¡Bienvenida a bordo!”
Seguí sentada allí sin entender nada de lo que sucedía.
— Levantate — ofreció su mano Jorge para que me parara —. Lo que ves aquí — y subió la tapa —, en realidad, es hielo seco.
—Es el bautismo en el que todos caen— comentó otro tripulante —. ¡Como si pudiera entrar una nube!
—Me sorprende como es que te acostumbras rápidamente a un vuelo, más sabiendo que es el primero como azafata— comentó uno de los tripulantes con alegría.
—Pareciera que este fuera tu segundo hogar por naturaleza— agregó una sonriente Alex.
—…como si fuera un segundo hogar… Sí, puede ser.
Después de eso sonreí para mis adentros.
Cada uno del grupo volvió a su respectivo sector liderado por un comisario de abordo que volvía a ser quien era: un obsesivo controlador. Estábamos pronto a aterrizar y ahora debíamos preparar a los pasajeros.
Sentí en ese momento que eso fue lo que me faltó para sentirme en mi nuevo hogar: una bienvenida.

***

14/11/10

What I love most

What I love most is having my grandmother to take care of me when I think that nobody does. While i'm reading and i can't hold my eyes awake she made me a cup of coffee with all the love of the world. And you know what? It tastes delicious. Love you nanny!

7/11/10

I should but…

Sé que debería estar estudiando pero decido que es mejor dormir un rato
Sé que debería estar estudiando pero me duele la garganta y me voy a tomar algo para que se me pase
Sé que debería estar estudiando pero me pongo a hacer la cama
Sé que debería estar estudiando pero no puedo dejar de escuchar Whatever happened to Saturday night
Sé que debería estar estudiando pero es la hora de almorzar
Sé que debería estar estudiando pero es la hora de cenar
Sé que debería estar estudiando pero tengo ganas de salir a tomar algo
Sé que debería estar estudiando pero no encuentro mi marcador rosa
Sé que debería estar estudiando pero no puedo dejar de pensar en algo que me trae la mente ocupada
Sé que debería estar estudiando pero están dando House en la tele y no lo pude resistir
Sé que debería estar estudiando pero encontré las canciones de Glee del capítulo de Duets
Sé que debería estar estudiando pero tengo que ir al curso de azafata
Sé que debería estar estudiando pero pienso que es facil y lo dejo para después
Sé que debería estar estudiando pero tengo ganas de jugar una partida de poker por dinero de verdad
Sé que debería estar estudiando pero decido organizar mi agenda
Sé que debería estar estudiando pero me vuelve a agarrar sueño
Sé que debería estar estudiando pero me quedo un puzzle sin resolver en la nintendo Dsi

Sé que debería estar estudiando pero tengo que comentar todas estas boludeces al blog antes de empezar a dejar de joder y sentarme a leer hasta mañana a las 7 de la tarde.

29/10/10

HB (no, no es Harry Bobber)

Hoy es mi cumpleaños. Esto es extraño. Hoy vi unas películas que me podrían haber hecho llorar a mares pero lo más extraño fue que ni me inmuté. No es que las cosas no me afecten es solo que no tengo ganas de que lo hagan. Muchas cosas acaban de perder su sentido, su color y su aroma. Pero si es como lo pienso, no es que lo hayan perdido tan solo han cambiado. Para bien o para mal, no lo sé. Cambiaron.

18/10/10

Ay, Hola!, Sí! Con el blog?

Si no me mantuve al día con esto es porque estoy trabajando en mi novela. No puedo creer que ya haya terminado el prologo y el primer capitulo (y ya maté a un personaje ¡qué idola!). Lo postearía, pero tengo miedo de las criticas (y de los copyrigths too).
Otro día posteo las fotos que estuve practicando con la cámara (necesito seguir con el photoshop, al menos cada día aprendo a usarla un poquito más)
Si vengo acá es porque tengo que anotar en algún lado, además de mi agenda tooodo lo que tengo para este trimestre Oct/Nov/Dic 2010. Hasta Navidad o después no me para nadie (?)

30 de Octubre: Mi cumple :(, Campamento de superviviencia en el curso de TCP hasta
31 de Octubre: Vuelvo del camp a eso de las 7 de la tarde. BAÑAAAAARME D:
1 de Noviembre: PARCIAL DE HISTORIA (*insertar insulto*)
6 de Noviembre: ¿parcial de Procedimientos de Emergencia? OJALA QUE NO !
8 de Noviembre: PARCIAL DE ANTROPOLOGÍA
29 de Noviembre: PARCIAL DE HISTORIA
30 de Noviembre: Final de Inlgés (Gracias Jeku por hacerme acordar jaja)
13 de Diciembre: PARCIAL DE ANTROPOLOGIA

del 20 al 28: fecha de finales : D

Mi única ilusión es no irme a final, o al menos no en historia, porque es mucho para leer y no tengo ganas y me va a ir maaal, además que no tolero que mis notas sean de 4 (osea, de 7 para arriba, como la gente normal (?))

La culpa de todo esto la tiene la FUCKING facultad, que se le ocurre no hacer más toma ahora y extenderme el cuatrimestre hasta el 18 de diciembre. Yo tenía la boba ilusión de que el 20 de noviembre me estaba tomando el buque bus a Uruguay para no volver (?) pero veo que no va a poder ser. GRACIAS CONTRAHEGEMONIA, LOS AMO ┐_ ┐ Realmente odio la política, si pudiera sería anarquista, pero como el anarquismo no existe (es como el comunismo solo que más utópico) me tengo que conformar con la "democracia"

4/10/10

No tengo ganas de ir a la facultad, en realidad, no tengo clases, pero tengo que ir a comprar algunas cosas si es que quiero seguir leyendo las cosas de historia. Y no quiero, pero debo. Esas cuestiones filosóficas que van a hacer que también firme la renuncia a este cuatrimestre y me dedique a lo que realmente me gusta.

Btw, ya tengo bastante con mi pre-regalo de cumpleaños... ¿un campamento? Bueno, quizás me equivoque y sea el mejor cumple de mi vida o me arrepienta y antes de fin de año mate a alguien (!!!)

Además, HOY es lunes.

28/9/10

¿Qué es lo que qué?

Ya, no tengo ganas de practicar el inglés hoy. Hoy son esos días en que hasta me olvido de como hablar castellano.

He estado pensativa últimamente. Y también en compradora compulsiva, pero eso será en una entrada más adelante. ¿Qué es lo que realmente me apasiona en la vida? Y, son varias en el momento... Me habría gustado que esto me hubiera pasado hace un par de años atrás, quizás ahora sería feliz (?), bueno, quizás no.

Saqué prioridades a algunas cosas para poder dárselas a otras. Por ejemplo, dejé (estoy en proceso de dejar) el único club en todo el Internet donde podía escribir por amor al masoquismo. No es que me haya gustado hacerlo, y sé que cuando lo haga, quizás a los meses, regrese, porque desgraciadamente así soy yo: no puedo soltarme de las cosas con las que tomo cariño. Y mucho. Pero tengo la esperanza de que si lo hago es porque estoy dándome el lugar también a algo no nuevo, sino que quizás había dejado de lado.

Estoy estudiando para ser tripulante. Me encanta, amo lo que estamos viendo en el curso. Aunque durante las prácticas vuelva con las piernas/espalda/cuello/codos/brazos hechos mierda. Y ahí es donde pienso... sí consigo un trabajo de esto, ojala lo haga con una aerolínea extranjera y me tenga que mudar a otro país. Amaría vivir en Europa aunque todo el mundo me diga que después me voy a arrepentir o que estoy eligiendo para la mierda ¿HOLA? Peor país que este, JA. Pero para eso tengo que seguir perfeccionando los únicos dos idiomas que me sé y quizás aprenderme uno más: Francés o Francés o quizás Francés. Para así tener asegurado en el futuro un buen trabajo en una buena linea aérea (Como la de Dubai maybe 8B).

Mi carrera. Acá llegamos a tierras fangosas. Adoro la publicidad y es lo que siempre quise hacer. Bueno, no, siempre como se dice siempre NO. Pero la UBA, más con todo esto de la toma, está sacando lo peor de mis pensamientos. ¿En que momento me creí capaz de querer involucrarme en la política de la facultad? THIS IS TOO MUCH. Y a este paso, me voy a graduar cuando mis hijos la empiecen. Por el momento no puedo hacer nada ni me la puedo sacar de encima.

Por último, paso a mi vida privada(?). Me cansé, osea, yo moví mis piezas y si el jugador no piensa mover ninguna, no tengo ningún problema en empezar otra partida en otro lugar. Me molesta que la gente me diga que debería de tomármelo serio y no aprovecharme de la situación. ¿Hola? Creo que si las personas supieran algunas cosas de mi que jamás conté y jamás pienso contar, me dirían que hiciera lo que quisiera. Mi motivos eran muy sencillos y ahora, la fucking culpa, hacen que cambie de parecer. Ja, no no no. Esto solo a mi me puede pasar... Igual, quizás mis planes aún estén en marcha. Todo se verá.

Y ya, me cansé... tengo que pensar en otras cosas ahora.

7/9/10

It's the day

I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to, I have to... study

13 days for the history exam, 18 for the practice in Ezeiza and 23 for Anthropology exam. It's gonna be a looooong month ma'am.

5/9/10

Don't want to

I don't feel like reading right now. I haven't read anything for a week and now i'm dealing with the consequences and the guilt.

2/9/10

Día lluvioso y clase en los pasillos

Ahora que voy a empezar a retomar este blog que alguna vez creé y ahora no recuerdo para que, voy a empezar a descargarme de las cosas que me pasan en la vida diaria. y ahora sí, no me importa lo que opine nadie (porque dudo que alguno se moleste en leer a no ser que haya fotos al respecto). Es mi modo de vivir la vida, blah blah! no me jodan! Fácil, como la nota musical.

Así como lo dice el titulo fue mi día. Empezó bieen temprano. Los lunes, los jueves y también los sábados me toca levantarme temprano por la mañana y con eso me refiero entre las 5 y las 7 de la mañana. Esos días me levanto automáticamente de mi cama, ahora los días que no, pufff, no me levanto para leer un apunte ni aunque me haya tomado un litro de café. Retomando, me tuve que cambiar y abrigarme, porque hacia, más que frío, viento y por ende, se me volaba la boina (jaja de verdad). Una vez salí, tomé el colectivo y ahí es cuando me doy cuenta que el cielo no estaba en condiciones favorables, tampoco lo había estado durante la semana pero no parecía que fuera a llover. Y como típica ley de Murphy, cuando pensás que va a llover y llevas paraguas, no llueve, caso contrario si no lo llevas (es probable hasta que caigan piedras. )

Cuando llegué a Belgrano con Sofi ya estaba lloviznando, por suerte el bondi vino rápido así que no fue mucha la demora. Una vez llegamos a una de las puertas de la facultad vimos que estaba cerrada (para esto, eran las 8:50 o más), entonces unas personas amables (que dudo de su amabilidad por que nos miraron con cara de "boludas hay otra puerta a la vuelta") nos dijeron que se entraba por la otra puerta. Pero antes de irnos, yo miré el cartel enorme que había en la reja: "La facultad de Sociales tomada". Da la casualidad que esa mañana había escuchado en el noticiero que la facultad de Ciencias Sociales de la UBA de Marcelo T estaba tomada por blah, blah motivos que explico después, aunque nunca se me cruzó por la cabeza que eran tomadas todas las sedes (incluida la nuestra, la de Ramos Mejia). Entramos a la universidad y ahí ya estaban nuestras amigas para darnos nuestros folletos diarios ,que por mi parte tiro en el primero cesto que se me cruza, a contarnos los motivos por los que se había llegado a la conclusión esa.

No sabíamos que hacer, no sabíamos si los profesores irían, no sabíamos nada. Estábamos en la nada misma.

Por suerte, y gracias a mi memoria de la cara de los profesores, vi pasar al profesor de Historia, casi igual de perdidos que todos nosotros. Nos quedamos cerca de él así como un espía (aclaro que los espías eran unos veinte que se movía a la par de él para que quede claro que la loca no eramos solo nosotras eh!). Nos dijo que esperáramos cerca de la cafetería cerca de la planta baja. Para matar el tiempo, y un poco el sueño de esa hora de la mañana, fuimos a ver cómo era esta cafetería para encontrarnos con gente de todo tipo menos normales. El lugar se llamaba Barbarie y era una cafetería a donde el Che Guevara pudo haber fumado marihuana junto a sus fieles compañeros tranquilamente. Lo único bueno que tenía, es que era barata y si llegabas a anotarte de las 11 el almuerzo del día te costaba $4. En fin, después de pedirnos el café volvimos con el profesor que nos avisó que la clase iba a ser en el primer piso. A todo esto, la entrada a los salones así como a los pisos superiores estaba completamente impedida por sillas y muebles que nunca supimos en que momento llegaron ahí.

La cosa es que, después de librar el camino al primer piso (y el segundo solamente) y ver que realmente la cosa venía grave. Nos dimos cuentas que todos los salones estaban trabados impidiendo el paso y si alguien te veía queriendo entrar te iban a denuncia con ContraHegemonia y seguro terminabas a las trompadas, así que era un, NO.

Y así fue como tuvimos nuestra clase de historia y de antropología en los pasillos. Ésta última fue peor porque la tuvimos justo al lado de los baños de hombres y salía un olor espantoso de ahí. La única clase que no tuvimos fue Taller de Radio porque cuando el profesor entró y vio que las cosas estaban bastantes feas, en el sentido de no había nadie para su clase, solo seis o siete personas, además de que se necesita un aula especial y eso, no tuvo mejor idea que irse y suspender todo. Por un lado, bárbaro, eso significaba llegar más temprano a mi casa y dormir más, pero por el otro me sentí mal por él. Desde que empezó el cuatrimestre solo una clase pudimos tener con él y de trabajo final tenemos que hacer un programa de radio. ¿Cómo lo haremos? Vaya uno a saber.

Y eso fue lo más interesante del día... si me olvido algo, volveré y agregaré. Por ahora, me voy a tomar mi última taza de café del día y a la cama.

Bye!