Miro. Sé que recién entrás en la ronda. Sé que no hace falta mucho tiempo para que la danza sin sentido comience. No sin antes que el resto se preparé y tome de su tónico que hace olvidar todo. La música empieza a sonar con más intensidad. En la ronda algunos se empiezan a separar. Dentro de unos minutos, se agrega más gente pero todos nos dispersamos. Vuelvo a mirar. Para mi suerte no me has notado (o eso quiero creer). Finjo que me preparo pero el elixir termina en el suelo. Nadie me vio hacerlo. El resto cree que me uno a su juego. Yo tengo otro en mente. Uno el cual, no recuerdo el nombre. Pasás desapercibido. Sé que tampoco te uniste a su juego para borrar la memoria. ¿Querrás entrar en el mío? Lo intento. Ya no hay nada que pueda perder. Me doy vuelta. Quizás te diste cuenta que yo tampoco estoy metida en esto. No te acercás. Preferís alejarte. Está bien. No me pienso enojar. Pasas por el medio de la ronda y te alejás de nuevo. No lo demostrás. Sin embargo sé que hay algo que estás esperando. Alguien me ofrece unirme al juego general.
Game over a
mi juego. La próxima me prometo a mi misma no perder. Esa una sola cosa y no estoy dispuesta a soltarla tan fácilmente sin alguna explicación.
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